lunes, 29 de agosto de 2011

RECORRIDO INTERNO EN TREN


Hoy me he apoderado de la nostalgia, mi mente se ha trasladado al pasado haciéndome sentir feliz y plena al recordar mis viajes en tren con los abuelos.

Tenia seis años cuando llegue a vivir con mis abuelos tras el divorcio de mis padres, mi mamá pensó que era la mejor opción ya que ella debía trabajar, que mejor que nos cuidaran los abuelos! aun ahora después de tantos años sigo pensando que no pude crecer en un mejor ambiente. Mis abuelos nos adoraban (a mis tres hermanos y a mi). Siempre hemos vivido en la ciudad pero en mis primeras vacaciones de verano los abuelos nos treparon a un tren y gracias a ellos tuvimos la mejor de las aventuras durante varios retornos al campo.

Recuerdo el primer día, nos levantaron de madrugada, aun no amanecía y mi abuela había preparado las maletas días antes para no olvidar nada y muy precavidamente también nos había dejado medio vestidos la noche anterior. a eso de las cuatro de la madrugada nos levanto y recuerdo que aun estaba oscuro, nos lavamos la cara, nos medio peino y nos cambiamos. Cargamos nuestras maletas y nos fuimos en el camión, en esa época no podíamos darnos el lujo de tener un auto. veinticinco minutos hasta el centro y luego a caminar varias cuadras con las mochilas al hombro. la estación de tren estaba lejos y no había ningún camión que nos acercara. Mi abuelo era alto, corpulento, de cabello blanco y atuendo vaquero, en su época de aserradero por accidente se había rebanado parte de dos dedos de la mano derecha y caminaba a paso grande, dos pasos míos apenas igualaban uno de él, así que prácticamente nos llevaba corriendo! siempre cargaba una navaja, una pluma y una libretita en las bolsas de su camisa, tenia la letra mas bonita que yo halla visto en toda mi vida y cuando sonreía a mi me parecía que era santa claus! pero en los callejones del centro de la ciudad caminando rápido y con cara de serio yo me sentía segura, nadie podía intentar asaltarnos o molestarnos y si lo hacían mi abuelo traía una navaja y dentro de ella muchas hazañas que habrían ahuyentado a  mas de uno.

Llegamos a la estación, la razón de irnos de madrugada era para llegar a nuestro destino antes del anochecer, 12 horas en tren y otras tantas en un destartalado camión subiendo por montañas y tapándonos los ojos al pasar por inmensos desfiladeros. Ahora debíamos esperar la llegada del tren, pasar por la aduana para la revisión obligatoria y correr para tomar lugares antes de que se llenara, siempre nos peleábamos por quedar del lado de la ventanilla! Como recuerdo las sillas de plástico de la sala de espera, la impaciencia que nos hacia andar de un lado a otro, mi abuelo en la fila comprando los boletos y mi abuela pidiéndonos que estuviéramos en paz. por entre los pasillos pasaba una señora gritando con voz aguda y algo gangosa: buríííítosss y cafééé! buríííítosss y cafééé!!! cada año que volvíamos ella allí estaba y todo seguía igual, como si el tiempo no pasara jamas. Y un día así como así alguien clausuro el tren, no lo sustituyeron ni lo modernizaron solamente se termino! 

¿Como es que recordé todo esto? Porque mientras escribo estoy comiéndome un delicioso burrito de frijoles refritos con una deliciosa taza de café, café, lo ultimo que mi abuela pidió antes de morir y lo primero que tomo todas las mañanas antes de ir a trabajar. Pero eso es otro pedacito de mi corazón que tal vez algún dia intentare plasmar en letras. Físicamente mis abuelos ya no están y tampoco el tren pero yo se que todo existió  y que tuve la maravillosa oportunidad de vivirlo!